Rompiendo mitos: la IA transforma, no reemplaza
- Leyda Garza

- 1 ago
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En el artículo anterior, evaluamos los riesgos asociados al uso de la Inteligencia Artificial. Para cerrar este valioso tema, te compartimos algunos de los mitos más comunes. Estos, además de estar alejados de la realidad, te permitirán descubrir el verdadero potencial de la IA.
Aunque a menudo se dice que los programas de inteligencia artificial superan la capacidad humana, esta afirmación es un mito. En realidad, estos sistemas no copian el funcionamiento del cerebro humano, sino que se inspiran en él para desarrollar modelos capaces de realizar tareas específicas. Si bien algunas aplicaciones de IA pueden parecer inteligentes, no son equivalentes a la inteligencia humana.

En este sentido, aunque tecnologías como el Deep Learning (rama de la Inteligencia Artificial) utilizan redes neuronales artificiales inspiradas en la estructura del cerebro, la IA no funciona igual que la mente. Su propósito es resolver problemas complejos que normalmente requerirían intervención humana, pero lo hace mediante procesos computacionales muy distintos. No se trata de una copia ni de una simulación del cerebro, sino de un enfoque técnico que busca imitar ciertos resultados, como el reconocimiento de voz o el lenguaje natural, sin comprender realmente su significado.
Otro mito común es creer que los programas de Inteligencia Artificial son conscientes y pueden tener sentimientos. Esta idea ha sido alimentada durante décadas por la ciencia ficción y la imaginación de artistas, quienes visualizaron robots con emociones y conciencia propia. Por eso, aunque la IA puede parecer “inteligente”, su funcionamiento sigue siendo muy diferente al de la inteligencia humana.
Hoy en día, algunas aplicaciones de IA pueden parecer alegres, tristes o empáticas, pero estas emociones no son reales: son simulaciones diseñadas para generar respuestas más humanas y naturales.

Desmitificar la inteligencia artificial es clave para comprender su verdadero valor. Lejos de reemplazar al ser humano, la IA está diseñada para potenciar nuestras capacidades, automatizar tareas específicas y ayudarnos a tomar decisiones más informadas. En lugar de temerle, debemos aprender a convivir con ella; aprovechar sus beneficios; y seguir desarrollando nuestras habilidades humanas: la creatividad, la empatía, el pensamiento crítico y la capacidad de adaptación.
Con esta nota concluimos el tema de la Inteligencia Artificial en el trabajo. Te invitamos a seguir leyendo los temas de cultura organizacional que tendremos para ti.

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